martes, 24 de junio de 2008

¿Deprimidos por cabecear?


Los jugadores de fútbol americano que han tenido al menos tres o cuatro contusiones en la cabeza tienen el doble de riesgo que usted o que yo de padecer depresión. Cuanto más grave es el golpe, más probabilidades hay de desarrollar esta enfermedad en el futuro, incluso veinte años después de que se produzca la lesión. Ésta es la última conclusión a la que ha llegado un grupo de expertos en neurología, que trabaja con avanzadas técnicas de imagen para tratar de descubrir qué ocurre en el interior de nuestra cabeza cuando nos damos un buen golpe.


A lo largo de la reunión de la
Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos, los expertos admitieron que este problema no afecta sólo a deportistas profesionales, y puede estar provocado por un traumatismo durante un accidente de coche hasta por una caída tonta caminando por la calle. Sin embargo, es cierto que algunos deportistas, especialmente si practican deportes como el fútbol americano o el boxeo, son más propensos a recibir repetidos golpes durante el transcurso de sus encuentros. Esta misma institución ya presentó hace dos años estudios similares que señalaban los problemas experimentados por jugadores retirados (desde pérdida de memoria, confusión o dificultades del lenguaje, hasta entumecimiento de las piernas o dolores de cabeza persistentes); sin embargo, es la primera vez que se relaciona la práctica de este deporte con la depresión. En el caso de 'nuestro' fútbol, la polémica sobre si cabecear el balón es peligroso tiene en vilo a los científicos desde hace algunos años, sin que el resultado de este partido esté aún decidido. Mientras que unos auguran un futuro en el que los jugadores se verían obligados a llevar casco para pisar el terreno de juego, otros, la mayoría de los consultados, citan diferentes estudios científicos para asegurar que un cabezazo al balón no implica daño neurológico alguno.

Es el caso del doctor Eduardo Escobar, del servicio médico de la Real Sociedad, tajante al asegurar que no existe «en toda la historia del fútbol» ningún caso de secuelas neurológicas provocadas por un golpe al balón durante el transcurso de un partido. Admite, eso sí, que puedan existir lesiones imperceptibles (microlesiones), o lo que en medicina se conocen como hematomas epidurales tardíos (que aparecen al cabo de varios días), pero no cree que eso pueda tener ningún tipo de consecuencia para la salud del futbolista. Y menos aún de carácter depresivo. Algo en lo que coincide un miembro de la Sociedad Española de Neurología, el doctor López del Val, quien no cree que eso esté demostrado. El problema de este tipo de lesiones cerebrales es que a menudo son difíciles de diagnosticar, y muchos jugadores vuelven al terreno de juego cuando aún no se han recuperado del golpe. Esto, advierten los expertos, puede llegar a ocasionar daños cerebrales, pérdida de memoria, depresión, e incluso problemas neurológicos más serios. Eso por no hablar de lo que sucede de cuello para abajo. En el caso del rugby, por ejemplo, las cifras señalan que el 87% de los partidos se salda con lesiones importantes (articulaciones, brazos, piernas, espalda...), mientras que en fútbol americano la cifra anual oscila alrededor de 350.000 lesiones en todos los encuentros que se disputan en los Estados Unidos.

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